Yo a eso no juego.

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    «Yo a eso no juego… no juegues conmigo. No juegues con él. Di No al Acoso Escolar»

    Niño sentado en el suelo acurrucado con la cabeza entre las piernas, Yo a eso no juego

    Yo a eso no juego. Espero que algún día, se trate en todos los colegios este tema fundamental para la sana convivencia en estas instituciones y, por extensión fuera de ella, de nuestros niños y jóvenes.

    Espero que los padres y familiares cada día tomen más conciencia, como parece que está sucediendo, y entiendan que ya no se trata de una «cosa de niños». Que los niños y jóvenes sufren muchísimo por este maltrato psíquico y/o físico de sus iguales, llamado acoso escolar o «bullying», y que los marca para toda su vida. Muchos pueden superarlo pero no sin esfuerzo, mucho sufrimiento y ayuda de su entorno.

    Todo dependerá de cómo sea de comprensivo el mismo, de la capacidad de escucha de sus padres y del amor que puede recibir desde los demás para fomentar su autoestima.

    No olvidemos que están en la edad en se fortalece la personalidad, la seguridad y el amor a sí mismo; y si en espejo reciben el maltrato de sus iguales, insultos, golpes, desprecio, «ninguneo», todo ello es un obstáculo para el normal desarrollo de la persona. Además que no podemos ni debemos dejar de tener en cuenta que es un ser humano sufriendo injustamente, algo evitable y que es infeliz.

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    Yo a eso no juego, ¿Porqué no hay protestas?

    No puedo dejar de pensar, de comparar como férrea defensora de los derechos de la infancia – y lo siento porque sabemos que las comparaciones son odiosas-, con los casos de maltratos de animales donde salimos a gritar a la calle, organizamos manifestaciones, protestas frente a las plazas de toros, etc, con las que estoy en total acuerdo y cuyos actos creo que son imprescindibles pero que me llevan a preguntar, ¿por qué no hacemos lo mismo cuando sabemos que el maltrato a los niños y jóvenes son el pan de cada día en las instituciones educativas (mal que les pese a algunos directivos y profesores) y, sumándose hace ya algunos años, también en las redes sociales?

    Yo a eso no juego, la negación

    Me preguntó también, ¿por qué muchos directivos y profesores lo niegan? Por una parte, después de tantos años trabajando dentro del ámbito educativo, creo que me puedo acercar a algunas de las respuestas posibles pero ello implicaría una análisis más profundo de las instituciones educativas y sus problemáticas intrínsecas.

    Solamente quiero decir que creo que el negar la realidad del acoso escolar en el interior de las paredes de «su institución» es un acto de  negación como defensa ante una problema que muchas veces les supera, algo parecido a lo que les sucede a los padres que no quieren «saber» que sus hijos son víctimas de acoso escolar y están muy ocupados para escuchar a sus hijos y darle importancia a «algo del colegio», a «algo común de niño-jóvenes» a «algo que siempre sucedió», según su pensamiento conservador y egoísta.

    Si pensamos en la Convención sobre los Derechos del Niño (Tratado internacional de las Naciones Unidas de 1989) allí se remarca que los niños tienen los mismos derechos que los adultos, con su particular condición de seres humanos que por no haberse desarrollado aún plenamente en los aspectos físico y mental, requieren de protección especial.

    Es obligación absoluta de los padres y de las instituciones educativas, sociales y políticas  hacer que estos derechos se cumplan y no se violen. De estos derechos, que por supuesto son amplios y abarcan los diferentes aspectos de la vida del niño, se desprende la necesidad de protegerlos de cualquier discriminación y violencia, incluso entre sus pares como es en el caso que nos ocupa de acoso escolar.

    Sumemos: NO AL MALTRATO A LOS ANIMALES, NO AL MALTRATO A LAS MUJERES, NO AL MALTRATO A LOS NIÑOS Y JOVENES, NO AL ACOSO ESCOLAR.

    Psicóloga Claudia Alberto