¿Para qué sirve la psicología del deporte?

    ¿Para qué sirve la psicología del deporte?

    ¿Qué es exactamente la psicología del deporte?

    Indice del Artículo

    ¿Para qué sirve la psicología del deporte? La psicología del deporte es un campo muy amplio, porque no sólo nos interesa el deporte, sino el deportista en su conjunto.

    Considero que el bienestar psicológico es esencial para un deportista, es decir, el trabajo consiste en liberarle de las preocupaciones cotidianas y personales para que pueda tener la mente lo más libre posible durante las competiciones.

    Cómo aplicar la psicología en el deporte

    Es muy importante el equilibrio psicológico del deportista, más aún cuando éste es joven.

    Así pues, el trabajo se basa en numerosas conversaciones en las que ayudamos al deportista a conocerse a sí mismo, a comprender sus reacciones, a situarlo en su entorno familiar y social, y a permitirle dar sentido a su práctica y a su deseo de alcanzar el máximo nivel.

    Evidentemente, hay problemas recurrentes, pero la técnica es muy individualizada en función de las necesidades de cada deportista.

    También consiste en proporcionar herramientas o técnicas (relajación, imágenes mentales, fijación de objetivos, etc.) que permitan a los deportistas ser autónomos en su preparación mental.

    Cuando, por ejemplo, tratamos de establecer un ritual para utilizar en cada competición, también ayudamos al deportista a tomar conciencia de que su estado mental proviene de sí mismo y no de la situación.

    Y tratamos de trabajar los estados mentales que son contraproducentes para el rendimiento.

    Es un trabajo en el que ayudamos al deportista a desarrollar sus capacidades deportivas y humanas.

    Es apasionante porque es una aventura humana y contribuimos, en colaboración con los entrenadores, a que el deportista alcance sus objetivos y realice su pasión profesionalmente.

    A menudo oímos hablar de coaching mental, ¿diferencia con la psicología del deporte?

    Evidentemente, se trata de una cuestión fundamental sobre la formación en psicología del deporte, que no está realmente reconocida en España.

    Los profesores de psicología del deporte proceden de diversos ámbitos, ya sea la psicología o incluso formaciones alternativas como la PNL, la sofrología, etc.

    Cada orador tiene sus propios métodos y experiencias y, por tanto, aporta algo especial al deportista.

    Diría en primer lugar que se trata de la persona, de la relación que tenemos con el deportista, que debe ser positiva y enriquecedora. Evidentemente, en función de nuestras respectivas trayectorias, a veces no se utilizan los mismos métodos de trabajo.

    Pero creo que la diferencia radica principalmente en los objetivos.

    El coaching mental tiene como objetivo un resultado en términos de rendimiento, mientras que un psicólogo deportivo no se centra únicamente en el éxito deportivo, sino que se ocupa de cuestiones que a veces no tienen nada que ver con el deporte, pero que interfieren en el rendimiento del deportista.

    Muchos de mis atletas tienen bloqueos que se localizan en su experiencia personal y al trabajar en esto, uno no necesita trabajar en técnicas mentales.

    También añadiría que a muchos entrenadores o directivos les asusta a veces la palabra «psicología» en el deporte y utilizan más fácilmente la palabra «preparación mental», lo que significa que también se habla más de coaching mental que de psicología del deporte.

    Lo importante es que se respete la ética y la profesionalidad, el deportista es entonces libre de decidir si este o aquel practicante es más beneficioso en su preparación y también según su personalidad.

    Algunos deportistas sufren dolores o lesiones psicosomáticas. ¿Cómo se identifica este tipo de lesión? ¿Cómo se supera?

    El daño psicosomático es un tema muy complejo y muy difícil de identificar.

    Yo diría que el entrenador puede estar bien situado para identificar este tipo de lesiones que se producen repetidamente o en momentos clave, por ejemplo antes de competiciones importantes.

    Estas lesiones reflejan un malestar que no se puede expresar con palabras.

    En algunos casos, he conocido a atletas que se lesionaron al no poder comunicarse con su entrenador, o al no sentirse a la altura de una prueba.

    Otra de las respuestas a la pregunta ¿Para qué sirve la psicología del deporte? es que no siempre es fácil para un deportista hablar de sus dudas ante las presiones a las que se ve sometido y esto provoca un bloqueo del cuerpo que no puede soportar más.

    También hay casos de deportistas que tienen lesiones inusuales para su deporte, que pueden ser el eco de una lesión psicosomática.

    A veces, la lesión psicosomática está ahí para evitar una situación que provoca ansiedad, o para significar un malestar más profundo. Es necesario hablar con el deportista para que pueda dar sentido a esta lesión que puede parecer insignificante a primera vista.

    Este es un tema en el que estoy trabajando actualmente y, obviamente, se necesita más investigación para ser más preciso.

    ¿Qué consejo daría a los deportistas que no tienen confianza en sí mismos?

    La confianza en sí mismo es un elemento que fluctúa en la vida de un deportista. A la menor duda o lesión, puede ponerse en tela de juicio y tardará en recuperar la confianza.

    La confianza en uno mismo no sólo se trabaja en el deporte, sino también en la vida cotidiana y con un entorno propicio para desarrollarla, con el apoyo familiar y de amigos necesario.

    Respondiendo a la pregunta ¿Para qué sirve la psicología del deporte? Hay que tener en cuenta que el entrenador también debe contribuir a mejorar la confianza en sus sesiones de entrenamiento y ser capaz de fijar objetivos en función de los progresos realizados.

    Los deportistas deben aprender a basar su confianza, no en los resultados, ya que éstos evolucionan con cada competición, sino a basar su confianza en sus habilidades, en su progreso técnico, en la aceptación de que ciertos cambios (técnica, entrenador, lugar de entrenamiento) a veces conducen a un descenso de los resultados inmediatos pero pueden dar sus frutos a largo plazo.

    Entonces, el atleta también debe aprender a conocerse a sí mismo, a saber cómo funciona y a confiar en sus sensaciones y en su preparación.

    Hay que saber fijar objetivos que no estén ligados únicamente al rendimiento, para que la confianza en uno mismo se construya sobre las propias capacidades para conseguir algo, y se cuestione menos ante la más mínima derrota.

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