La Salud de la Pareja
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Para comenzar a pensar cómo debería funcionar correctamente una relación de pareja hay que analizar algunos indicadores que son los que nos facilitarán saber en qué situación se encuentra la misma en un determinado momento, es decir, que tal está Salud de la Pareja.
Estos indicadores, son indicadores generales que nos permitirán determinar si esta funcionando bien o no la pareja. Uno de ellos, tal vez el más importante, es la comunicación.
Indicadores Generales sobre la salud de la pareja
– Valorar si hay buen nivel comunicacional en la pareja
Con este concepto no nos referimos a hablar con el otro todo el día, de todo lo que nos pase a cada momento. Evidentemente hay personas más comunicativas y otras menos comunicativas.
La comunicación en la pareja se entiende de una manera más significativa, en el sentido de que con pocas palabras se puede decir mucho. Y, también existe, para ser tenida en cuenta como algo muy importante, la comunicación no verbal. Estamos hablando de gestos, miradas, movimientos, posturas, etc. Por ejemplo, un esposo puede ser muy poco comunicativo con palabras pero puede ser alguien que se exprese a través de gestos, caricias, abrazos, miradas tiernas, o simplemente mirándonos a los ojos nos está indicando que nos está escuchando; en definitiva, que sabe comunicarse a su manera.
– Otro indicador de la salud de la pareja es la afectividad, la demostración de afecto.
También, como en el caso de la comunicación, podemos decir que hay personas más demostrativas que otras, pero nuevamente el afecto se puede expresar de diversas formas: detalles, conductas o comportamientos especiales, acciones, y no solo diciendo que se ama o quiere a la otra persona,. Por supuesto, dependerá de la demanda de afecto que tenga la otra parte para saber si le satisface o no la manera especial de expresar afecto de su pareja.
Otro indicador para evaluar la salud de la pareja, es la sexualidad.
Cómo esta la pareja sexualmente. Es muy complejo porque la pareja puede pasar por diferentes etapas, desde la fuerte pasión del comienzo de la relación a una sexualidad más tranquila, más calmada luego de años de convivencia.
Estos indicadores, comunicación, afectividad y sexualidad suelen tener diferentes grados. Puede haber mucha comunicación pero la sexualidad no ser tan buena; o, todo lo contrario, una vida sexual muy placentera pero poca comunicación. En el momento de analizar la salud de la pareja, por decirlo de alguna manera, si estos tres factores están en negativo, esa pareja, obviamente, está muy deteriorada, a tal punto de plantearnos que ya no existe como tal.
Si uno de estos factores está en negativo, quiere decir que esa pareja tan solo tiene un problema y, por lo tanto, tiene que tratar de solucionarlo para que la pareja no se siga deteriorando. No es tan grave y es casi “normal” que esto suceda en algún momento a lo largo de la vida de una pareja. Y si dos de estos indicadores no funcionan es también bastante importante el problema como para comenzar a ocuparse de ello.
A través de los años estos indicadores pueden variar, algunos para bien y otros para mal. Por ejemplo, el sexo en la pareja baja en cuanto a frecuencia o intensidad pero sube la comunicación porque la confianza, las experiencias vividas, hacen que nos unamos más y nos confiemos más cosas y hablemos todo, en este caso está claro que la Salud de la Pareja continúa en buenas condiciones, ya que es un proceso natural.
Entonces a lo largo de la vida de la pareja hay cambios. Por lo tanto, no siempre que baje uno de estos indicadores hay un problema sino simplemente puede ser un cambio propio del proceso de la pareja, de su evolución, de la maduración de la relación.
Subjetividad en los indicadores de la Salud de la Pareja
Ahora bien, estos tres indicadores también tienen que ver con la percepción de cada uno, de cómo lo vive cada uno de los integrantes de la pareja. Puede ser que de un lado de la pareja, y no hablo de hombre-mujer sino que hablo desde un concepto de pareja más amplio, está todo perfecto, todo bien, está conforme con la comunicación, la sexualidad y la afectividad; en cambio, la otra parte está demandando más o está notando carencias, fallos o un deterioro en cuanto en algunos de estos aspectos. Entonces: ¿Cuándo se puede decir que sí, realmente falla la comunicación, la afectividad o la sexualidad? ¿ A quién escuchar, a una parte o a la otra? Bueno, en realidad lo que importa, más allá de la “verdad”, relativa siempre, es la percepción que tenga, lo que esté viviendo, lo que esté sintiendo, cada uno de los integrantes de la pareja o simplemente uno de ellos.
Que uno de los dos sienta que la afectividad ha bajado, ya es válido para tenerlo en cuenta, para hacer un análisis más profundo y estar alerta a ver si realmente la salud de la pareja está fallando.
¿Qué hacer cuando uno ve que uno de los indicadores está bajando o esté negativo en la relación?
Obviamente, lo primero que va a aconsejar un psicólogo es la comunicación: hay que comunicarlo, hay que sincerarse con la pareja, hay que “ponerlo sobre la mesa”. Ahora bien, ¿qué puede suceder?, que diré: ¿Cómo puedo comunicarme con mi pareja si uno de los aspectos que está fallando es justamente ese, el de la comunicación? ¿Cómo hago para hablar como mi pareja si justamente ese es el problema? En este caso será un poco más complicado.
Podemos decir que si bien los tres aspectos son importantes, el de la comunicación es fundamental porque es la que va a ayudar a resolver los otros dos. Cuando tengo problemas de comunicación si no se logra entenderse, si el otro no se da cuenta de que hay un fallo en la comunicación, sí o sí vamos a necesitar la ayuda de un tercero. Tercera persona neutral. Lo ideal es un profesional, un psicólogo, preferentemente especializado en problemas de pareja.
Si no contamos con un profesional, si nuestra pareja no quiere asistir a terapia, o si no tenemos acceso a un psicólogo por el motivo que sea, podemos intentar -aunque no es lo ideal- que alguien que rodea a la pareja intervenga como mediador, alguien que pueda ser neutral y objetivo. Una amigo común, alguien muy cercano. Que sea alguien de la familia es un poco problemático porque es difícil que pueda ser neutral. Tendría que ser una familia muy equilibrada, muy centrada, muy objetiva para que pueda ayudar; aunque puede haber alguien en la familia que lo sea, un hermano, un cuñado que pueda ocupar ese lugar de mediador. Alguien que intervenga y que hable por nosotros porque puede suceder que a nosotros nuestra pareja no nos escuche, pero sí pueda escuchar a otra persona.
Cuando interviene alguien de fuera de la pareja, se puede llegar a reflexionar: “¿Qué estará pasando? Algo estará pasando…” Obviamente que esta persona tiene que tener ciertas capacidades, de comunicación, sutileza para saber utilizar las palabras adecuadas, en el momento oportuno y en un tono correcto, porque sino puede ser vista como una invasión desde fuera; es decir, agresiva, y responder de la misma forma. Entonces, es una opción, repito que no es la ideal, pero puede resultar la más cercana, la más fácil a la que acudir para algunas parejas.
La importancia de la salud de la pareja
Hay que tomarse estos temas muy en serio porque si no estamos bien con nuestra pareja, si no estamos bien afectivamente, esto nos perjudica en los otros aspectos de nuestra vida. Nos va a incidir negativamente en el trabajo, en la relación con nuestra familia, con nuestros hijos (si los hubiera) y, uno mismo, ya que no estaría satisfecho, me sentiría irritable o depresivo o ansioso, etc. Nos haría infelices. Por lo tanto, los problemas de pareja son muy importantes, sin embargo muchas personas se desentienden, piensa que ya pasará, ya se resolverá, y así transcurren los meses, años sufriendo, con parejas deterioradas, insatisfacción y con una calidad de vida muy baja por estos conflictos de pareja no resueltos.
Recurrir a un Psicólogo para mejorar la salud de la pareja
Entonces hay que tomar medidas, buscar ayuda. Casi no hay excusas para no recurrir a un profesional. A veces la causa en realidad es la resistencia de la persona a no querer asumir la realidad, por lo duro que puede ser enfrentarse a ella. Es como si tengo un dolor de cabeza un día, dos días, continúa y lo dejo pensando que ya me pasará, que no es nada. Hasta que transcurrido un tiempo, no aguanto más, y entonces, finalmente, tengo que ir al médico porque me doy cuenta que no es normal. Voy al médico, tomo la medicación y sigo sus consejos. Si todo va bien recupero mi vida normal. Con la salud de la pareja pasa lo mismo, en esta oportunidad hablamos de la pareja pero se podría aplicar también a todo lo relacionado con la salud psíquica, emocional, mental. Por eso el consejo es ocuparse de ello antes que preocuparse…
Psicóloga Claudia Alberto Fermanelli