Estrés Laboral

    Indice del Artículo

    ¿Qué es el estrés ?

    Hombre sufriendo estrés laboral, gritándole al auricular del teléfono

    El estrés es la respuesta automática y natural de nuestro cuerpo ante las situaciones que nos resultan amenazadoras o desafiantes.
    Nuestra vida y nuestro entorno, en constante cambio, nos exigen continuas adaptaciones; por tanto, cierta cantidad de estrés (activación) es necesaria.

    En general, tendemos a creer que el estrés es consecuencia de circunstancias externas a nosotros, cuando en realidad entendemos que es un proceso de interacción entre los eventos del entorno y nuestras respuestas cognitivas, emocionales y físicas.

    La naturaleza de cada trabajo exige una mayor o menor cantidad de recursos a los trabajadores, independientemente de sus diferencias individuales.

    Unos trabajos exigen prisa, inmediatez, otros exigen precisión, exactitud, otros exigen un gran esfuerzo físico, otros un gran esfuerzo mental, otros acarrean una gran responsabilidad, pues las consecuencias de un error pueden ser vitales, etc. Ahora bien, además de tener en cuenta la profesión, el contexto laboral debemos tener en cuenta las diferencias individuales. Así, dos personas en un mismo puesto de trabajo pueden responder de manera muy diferente. Por ejemplo, uno puede estresarse y otro no.

    Las señales más frecuentes de estrés son:

    Emociones:

    Ansiedad, irritabilidad, miedo, fluctuación del ánimo, confusión o turbación.

    Pensamientos:

    Excesiva autocrítica, dificultad para concentrarse y tomar decisiones, olvidos, preocupación por el futuro, pensamientos repetitivos, excesivo temor al fracaso.

    Conductas:

    Tartamudez u otras dificultades del habla, llantos, reacciones impulsivas, risa nerviosa, trato brusco a los demás, rechinar los dientes o apretar las mandíbulas; aumento del consumo de tabaco, alcohol y otras drogas; mayor predisposición a accidentes; aumento o disminución del apetito.

    Cambios físicos:

    Músculos contraídos, manos frías o sudorosas, dolor de cabeza, problemas de espalda o cuello, perturbaciones del sueño, malestar estomacal, gripes e infecciones, fatiga, respiración agitada o palpitaciones, temblores, boca seca.

    Los eventos externos como generadores de estrés no necesariamente deben ser muy notorios o intensos, sino que pueden “acumularse” en sus efectos hasta que llegamos al límite.

    La manera en que interpretamos y pensamos acerca de lo que nos ocurre afecta a nuestra perspectiva y experiencia de estrés. De manera que con frecuencia es nuestra interpretación lo que genera (o potencia) una reacción negativa de estres, más que el evento o situación a la que nos enfrentamos.

    El estres hoy en día se considera como un proceso interactivo en el que influyen los aspectos de la situación (demandas) y las características del sujeto (recursos).
    Si las demandas de la situación superan a los recursos del individuo, tenderá a producirse una situación de estrés en la que el individuo intentará generar más recursos para atender las demandas de la situación.

    Los factores psicosociales que inciden en el estrés laboral tienen que ver con las demandas de la situación (o contexto laboral) y con las características del individuo.

    La importancia que las características contextuales (entorno de trabajo) tienen para determinar la respuesta del individuo está en función del grado de precisión o ambigüedad que dicho contexto presente. Es decir, cuando una situación tiene mucha «fuerza», las variables personales son poco importantes porque el comportamiento está muy pautado. Por el contrario, si la situación no es clara, se presta a la interpretación del sujeto. En este caso, las características del individuo son más determinantes de su conducta.

    Cualquier situación o condición que presiona al individuo en su actividad laboral puede provocar la reacción de estrés.
    E incluso, en ocasiones, aunque la situación objetivamente no sea muy estresante (por ejemplo, puede que sea agobiante para un individuo, pero que no lo sea para otro), si un individuo interpreta dicha situación como un peligro, o como una amenaza potencial, surgirá la reacción de estrés.

    Por lo tanto, aunque hagamos un listado exhaustivo de factores que pueden desencadenar estrés, dicho listado será siempre incompleto.

    No obstante los siguientes factores han sido recogidos en un amplio informe sobre el estrés laboral de la Comisión Europea (2000):

    • Exceso y falta de trabajo
    • Tiempo inadecuado para completar el trabajo de modo satisfactorio para nosotros y para los demás
    • Ausencia de una descripción clara del trabajo, o de la cadena de mando
    • Falta de reconocimiento o recompensa por un buen rendimiento laboral
    • No tener oportunidad de exponer las quejas
    • Responsabilidades múltiples, pero poca autoridad o capacidad de tomar decisiones
    • Superiores, colegas o subordinados que no cooperan ni nos apoyan
    • Falta de control o de satisfacción del trabajador por el producto terminado fruto de su trabajo
    • Inseguridad en el empleo, poca estabilidad de la posición
    • Verse expuesto a prejuicios en función de la edad, el sexo, la raza, el origen étnico o la religión
    • Exposición a la violencia, a amenazas o a intimidaciones
    • Condiciones de trabajo físico desagradables o peligrosas
    • No tener oportunidad de servirse eficazmente del talento o las capacidades personales
    • Posibilidad de que un pequeño error o una inatención momentáneos tengan consecuencias serias o incluso desastrosas
    • Cualquier combinación de los factores anteriores.

    Psicóloga Claudia Alberto.