Adolescencia y Tabaco

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    Adolescencia y Tabaco, Adolescente fumando

    Adolescencia y Tabaco, los psicólogos consideramos muy importante que desde pequeños trasmitamos a los hijos el rechazo a las sustancias adictivas como el tabaco y las conductas asociadas, y dar conocimientos sobre el riesgo del tabaquismo, es en la adolescencia temprana dónde se debe hacer más hincapié y reforzar la prevención.

    Es en esta etapa del desarrollo donde, con más frecuencia, se inician en el consumo de cigarrillos.

    Las particularidades de la personalidad adolescente propician el consumo, junto a otros factores como son: la desintegración del núcleo familiar, o familias donde el fumar es acto cotidiano de sus miembros, y el cigarrillo es visto positivamente.

    El círculo de amigos competitivos y consumidores; el estímulo y refuerzo positivo constante desde publicidad del tabaco a través de los diferentes medios de comunicación.

    Con respecto a las características de la adolescencia y tabaco que la hacen la fase más proclive para comenzar a fumar, ellas son:

    • la tendencia a la imitación de conductas de otros a los que se admira
    • rebeldía hacia los mayores y sus prohibiciones
    • integrarse al grupo de amigos y destacar en él
    • establecer su identidad
    • actitud de curiosidad
    • necesidad de experimentar
    • búsqueda de la aceptación por parte del entorno social
    • exploración de sensaciones nuevas y placenteras
    • equipararse a los adultos.

    Fumar tabaco es considerada una conducta de riesgo, suele ser el primer eslabón de una cadena futura de consumos de drogas más peligrosas aún (alcohol-marihuana-cocaína).

    Los efectos del tabaco son tanto a largo plazo como inmediatos. Los primeros, como las enfermedades cardiovasculares o cáncer de pulmón, en general, no son considerados por los jóvenes; éstos se caracterizan por vivir intensamente sólo el presente.

    Por ello, los psicólogos recomendamos remarcar las consecuencias más próximas del tabaco, las que puedan observar y, por lo tanto, reflexionar al respecto. Entre estas las más destacables sobre la Adolescencia y Tabaco son:

    • Tos continua, dolor de garganta
    • Problemas respiratorios, asma
    • Dedos y dientes manchados
    • Mal aliento
    • Sensación de cansancio, disminución del rendimiento físico
    • Acné, celulitis, arrugas prematuras
    • Déficit de atención, trastornos de ansiedad
    • Mal olor en su ropa y cabellos
    • Gastos extras excesivos (Vicio caro).

    La sociedad actual presenta unas características conflictivas que propician, de alguna manera, las conductas adictivas:

    Competitividad agresiva.

    Incita continuamente a ganar, a ser el mejor a costos muy altos. Ante esta exigencia, los adolescentes, muchas veces caen, en conductas imitativas para, por lo menos, no ser inferior a los demás, como por ejemplo iniciándose en el tabaco y el alcohol. O recibe presiones de su grupo de amigos para que lo haga, sino se considera débil.

    Falta de referentes íntegros en la sociedad.

    Los jóvenes no cuentan con ídolos justicieros, luchadores, honrados, humanitarios, solidarios, y morales. Más allá de la familia, no cuentan con imágenes sociales con las cuales identificarse y que le permitan establecer valores y actitudes sociales positivas.

    Confusión en la definición de las obligaciones y la libertad.

    No reconocimiento de las autoridades y los límites establecidos por normas, ya sean sociales o familiares, debido a una falsa idea de la libertad individual.

    Obstáculos para diferenciarse del grupo de pertenencia y encontrar su singularidad.

    Hay una tendencia a la masificación, a que todos sean iguales, mayormente trasmitida desde los medios masivos de comunicación a causa de un consumismo extremo. Hay que tener lo que todos tienen, hay que ser como los demás son.

    Decálogo de consejos para Adolescencia y Tabaco

    Algunas sugerencias para padres con el fin de prevenir el consumo de tabaco en sus hijos adolescentes son:

    1. Infórmese sobre la relación entre adolescencia y consumos de riesgo. Acepte la necesidad de su participación activa para la promoción de conductas sanas en su hijo.

    2. Este atento a los siguientes indicios de consumo de tabaco en adolescentes: tos constante, enfermedades respiratorias recurrentes, menor rendimiento físico, cansancio físico, ingesta de alcohol (ambos consumos, generalmente, van asociados), olor a tabaco en su ropa y aliento, gasto de dinero extra.

    3. Charle con su hijo sobre los riesgos del tabaco; si alguien de su entorno ha enfermado o muerto a causa del cigarrillo, coméntelo con él.

    4. Sea claro y firme en su postura en contra del tabaco. La influencia más importante es la del la familia, si su hijo le respeta, respetará también sus opiniones.

    5. Constituya un modelo a imitar: no fume. Si fuma, muéstrese preocupado por dejarlo o por no poder dejarlo. Procure no fumar delante de su hijo.

    6. Conozca el entorno de su hijo. Entérese si los amigos de su hijo fuman, para hablar al respecto de la influencia que puede ejercer sobre el esta conducta de su amistad, aún sin darse cuenta de ello.

    7. Haga junto a él un análisis crítico de los anuncios publicitarios sobre cigarrillos, y sobre la falsa imagen que venden.

    8. Participe en actividades escolares o campañas sociales en contra del tabaco; asista a lugares libre de humo de tabaco.

    9. Ayude a su hijo a madurar y sentirse seguro de sí mismo, así como a desarrollar su autoestima; ya que éstas constituirán sus mejores defensas para no caer en conductas de riesgo, como consumo de tabaco.

    10. Si su hijo ya ha comenzado a fumar, no sea flexible. Considere junto a él, los motivos por los que lo hace, cómo se inició, cuánto fuma, cuándo, en compañía de quién, y cuánto dinero gasta en ello.

    Esto le permitirá, por un lado, que él reflexione junto a usted; y por otro, tomar medidas al respecto, imponer restricciones a las actividades que le satisfagan como medidas de castigo hasta que se revierta su conducta.

    Además deberá reforzar positivamente si ha abandonado el consumo del mismo, por ejemplo, utilizando el mismo dinero que invertía en tabaco en otros objetos o actividades que le satisfagan.

    Adolescencia y Tabaco, porqué no deben fumar los adolescentes

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